La fisioterapia tiene un papel muy importante en la recuperación y en la disminución de las secuelas de un ictus. Su objetivo principal es reactivar la plasticidad cerebral y fomentar el aprendizaje motor para recuperar las funciones perdidas, mantener las que siguen íntegras o aprender nuevos caminos hacia el movimiento.
En nuestro país, cerca de 120.000 personas sufren un ictus al año, de las cuales alrededor de 40.000 fallecen. Además, cerca de un 30 % de los pacientes sufren algún tipo de discapacidad tras un ictus. En este sentido, en la actualidad, más de 330.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional por haber sufrido un infarto cerebral, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
¿Qué es un ictus?
El ictus es un trastorno agudo de la circulación cerebral que altera la función de una determinada área. Son sinónimos de ictus los términos accidente cerebrovascular, infarto cerebral, ataque cerebral o apoplejía.
Según el mecanismo de la lesión se distinguen dos tipos de ictus:
- Ictus isquémico (o infarto cerebral) originado por la obstrucción del flujo sanguíneo.
- Ictus hemorrágico (o hemorragia cerebral) en el que la rotura de un vaso provoca la salida de sangre y la compresión de estructuras del sistema nervioso central.
¿Cómo saber si estás sufriendo un ictus?
Los síntomas del ictus se producen de forma brusca e inesperada y, aunque su tipología depende del área del cerebro que se vea afectada, los principales son:
- Pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo (cara, brazo y pierna del mismo lado).
- Dificultad para hablar.
- Pérdida de sensibilidad u hormigueos en la mitad del cuerpo.
- Pérdida súbita de visión, parcial o total, en uno o ambos ojos.
- Dolor de cabeza muy intenso.
- Sensación de vértigo, inestabilidad o desequilibrio.
¿Qué secuelas pueden quedar después de un ictus?
Las secuelas de un ictus dependen de la localización de la lesión y de su extensión.
En el hemisferio derecho:
- Parálisis del lado izquierdo del cuerpo (hemiplejía izquierda).
- Problemas en la percepción del espacio.
- Negligencia izquierda: ignoran los objetos y personas que estén en el lado izquierdo.
- Desconocimiento de las secuelas.
En el hemisferio izquierdo:
- Parálisis del lado derecho del cuerpo (hemiplejía derecha).
- Alteraciones del lenguaje (afasia).
En la zona del cerebelo:
- Descoordinación
- Desequilibrio.
- Mareo.
- Náuseas y vómitos.
Si el ictus se localiza en el tronco del encéfalo puede llegar a ser más grave ya que desde esta zona se controla la respiración, el latido cardíaco, la presión arterial, etc. Además, también controla la deglución, el habla, la audición o los movimientos oculares. Esta lesión también condiciona una parálisis de uno o dos hemicuerpos.
¿Cómo enfocar la rehabilitación después de un ictus?
Para que la rehabilitación en personas tras un ACV (accidente cerebrovascular) sea efectiva, es necesario que empiece pronto, que la intensidad se adapte a las posibilidades de cada persona buscando la máxima eficiencia y calidad minimizando riesgos, que las terapias sean variadas para dotar al sistema nervioso de nuevas conexiones encaminadas a un buen patrón de movimiento y que sea individualizada en función de la severidad del ictus, las áreas del sistema nervioso afectadas y las condiciones previas de la persona.
En Centro Lescer, nuestro equipo de fisioterapeutas realiza una valoración exhaustiva para poder identificar cuáles son las necesidades del paciente y a través de un buen razonamiento clínico adapta su plan de rehabilitación a las necesidades de la persona y de la familia, marcando objetivos terapéuticos a corto, medio y largo plazo; sin perder de vista los objetivos funcionales que se abordan desde todas las áreas (terapia ocupacional, neuropsicología y logopedia).
Durante el proceso de rehabilitación es importante medir los resultados al inicio y cada cierto tiempo para comparar la evolución y así poder ajustar todas las variables mencionadas previamente (intensidad, variabilidad, objetivos…) hasta dotarla de la máxima independencia funcional que su lesión le permita.
Consejos para la rehabilitación de un ACV
Estos son algunos consejos a tener en cuenta de cara a la rehabilitación de un ACV:
Consejo 1: El posicionamiento
Hay que cuidar la alineación de los segmentos corporales desde que el paciente está ingresado en el hospital. Un buen posicionamiento desde el inicio puede ayudar a que el esquema corporal no se vea más alterado.
Ejemplos de un buen posicionamiento son: Reposar el brazo afecto sobre una o dos almohadas para que no se inflame la mano y prevenir la subluxación del hombro; y/o utilizar un cojín pequeño en el lateral de la cadera afecta para prevenir que la pierna se vaya hacia afuera (rotación externa de cadera). Es importante entender que el posicionamiento no ha de ser algo estático, si la persona que ha sufrido un ACV se mueve o cambia de posición, se permiten pequeños descansos ya que cualquier posición mantenida mucho tiempo pierde su valor.
Consejo 2: Cada momento cuenta
Al salir del hospital, la rehabilitación ha de verse englobada en un concepto 24 horas, donde cada momento del día puede sumar en pro de la rehabilitación, desde una transferencia de la silla de ruedas al sillón, a las actividades de la vida diaria, donde los Terapeutas Ocupacionales podrán compartir su conocimiento en este campo.
Consejo 3: El movimiento
Los cambios posturales son relevantes para dar información al sistema nervioso. El movimiento puede ayudar a nuestro sistema nervioso a prestar atención a determinadas partes del cuerpo cuando pasa mucho tiempo inmóvil por el encamamiento, por lo tanto, movimientos lentos de las articulaciones pueden ayudar al cerebro de la persona a orientar mejor el cuerpo dentro de su propio esquema corporal. Durante la fase de encamamiento, la intensidad debe ser baja pero la frecuencia alta, es decir, pocos minutos seguidos, pero muchas veces al día.
Consejo 4: Las herramientas
El uso de herramientas de rehabilitación como la robótica, la realidad virtual, la punción seca o la piscina tendrá un valor añadido siempre que vaya detrás un buen razonamiento clínico, es decir, una buena justificación del para qué utilizamos la herramienta, ya que no todas las herramientas valen para todos los síntomas tras un ACV.
Consejo 5: La evolución
La evolución del paciente siempre va a encontrarse “mesetas” a lo largo del proceso, igual que en el aprendizaje, la curva suele ser exponencial al principio porque la personas tras un ACV suele iniciar en un nivel funcional muy bajo; es importante poner el foco en la valoración cuantitativa y cualitativa para valorar los pequeños avances, de lo contrario, pasan inadvertidos.
Consejo 6: La neuropsicología
Por último, muchas de las dificultades que presentan las personas que han sufrido un ACV de cara al movimiento (no aguantar de pie o no poder caminar), se producen por problemas cognitivos, conductuales e incluso emocionales. Es importante tener en el equipo a un neuropsicólogo que pueda detectar estas dificultades y dotar de estrategias a las personas que han sufrido el ACV como a sus familiares para abordarlas de la manera adecuada.
En Centro Lescer diseñamos planes personalizados con nuestro equipo transdisciplinar para conseguir la excelencia en nuestros tratamientos. Si necesitas más información, contáctanos en administracion@centrolescer.org o a través de nuestro teléfono 917 398 142.